El fútbol soccer fue su dios Alcanzar la meta no fue todo lo que creía
que iba a ser.1 Hace diez años exactos, Gavin estaba
preparándose para viajar a Berlín para transmitir la
Copa Mundial. El juego fínal de la Copa Mundial es
el evento deportivo más visto en el planeta y en 2014 El arte de dar la vuelta Una destreza que su padre le enseñó de niño era el arte de dar la vuelta con la pelota del soccer, pues nunca iba a ser alto; por eso, le llevaba al patio detrás de la casa en el sector sudoeste de Londres y le enseñaba cómo cambiar de direcciones con rapidez con la pelota pegada a sus pies. Su padre que era un jugador de soccer de un equipo por más de una década y media le decía que los “¡jugadores grandes no lo podrían alcanzar!” Por horas practicaba dando la vuelta a la izquierda y a la derecha, girando para allá y para acá. Su padre tenía la razón; el arte de dar la vuelta le servía a Gavin muy bien. Muchos de los goles que anotó en los años venideros fueron el resultado de esas lecciones. Iba creciendo oliendo el olor del cuarto para vestirse, la traspiración del campo de entrenamiento y el estadio los sábados. Como hijo de una estrella local de soccer su padre le daba inspiración constante tanto como un maestro excelente y modelo y a veces una traducciónpara su vida y sus ensueños de su niñez eran de seguir los pasos de él. No fue criado en un hogar cristiano y nunca A la edad de 16 años, dejó la escuela y firmó un contrato profesional con un equipo de alta influencia y fama. Aunque tuvo éxito en llegar a su meta, no se sentía realmente feliz. No obstante, pronto fue escogido como miembro de la formación inicial También se encontró como un hombre joven en un mundo de asesinos despiadados y feroces de deporte profesional. El soccer era su dios. Si jugaba bien el sábado, se sentía exuberante; si jugaba pobremente, se sentía deprimido. Su sentido de bienestar dependía completamente de su desempeño. Pronto se dio cuenta que alcanzando la meta no fue tan bueno como pensaba que iba ser. Dando la vuelta a Cristo Cuando tenía 18 años, Dios intervino en su vida y fue la primera de dos vueltas dramáticas. Todavía luchaba para encontrar su propósito en la vida; por eso, decidió asistir a una Iglesia Metodista un domingo por la tarde. No se acordó de lo que predicó el pastor, pero después se le invitó a la casa donde el ministro y su esposa daban semanalmente estudios bíblicos para jóvenes. Entró en un salón lleno de jóvenes donde fue el único con dinero, una carrera y fama. Había llegado en un carro que él mismo compró y era un icono (Ford Escort XR3i). No obstante, la disparidad entre él y ellos, cuando ellos hablaban de Jesús, exhibían una vida y gozo que Gavin no tenía. Hablaban del pecado como que tenía consecuencias y acerca de Dios como que lo conocían.Gavin era un deísta moralista. Pensaba que Dios existía para hacerle feliz a él y que si se portaba bien, iría al cielo. Gavin decidió regresar al estudio bíblico la
siguiente semana y la siguiente y comenzó a oír el
evangelio por la primera vez. Se dio cuenta que su
problema principal no era si la muchedumbre de
20,000 desaprobaba lo que él hacía el sábado sino su
problema mayor era su pecado y la esaprobación
del Dios todopoderoso. Asimismo se dio cuenta que
su obstáculo más grande para la felicidad era que el
soccer era su rey en vez de Jesús, quien proveía una
justicia perfecta para él. Se dio cuenta de que lo que
San Agustín había expresado hace muchos años
antes en sus Confesiones: “Tú nos has hecho para ti
mismo, Oh Señor, y nuestro corazón está inquieto
hasta que encuentre su descanso en ti.” Al paso del Con franqueza les comunicó la verdad a sus compañeros de equipo y en seguida les dijo que se había hecho un cristiano. Reaccionaron con una combinación de burla e intriga. Entonces le observaban para ver si su vida compaginaba con su profesión de fe. Con frecuencia la gente preguntaba si era difícil ser un cristiano y un atleta-estrella. Les contestaba: “Es difícil ser un cristiano en cualquier caminar de la vida.” La batalla contra el mundo, la carne y el diablo es difícil para toda persona. Quizás la diferencia en el deporte profesional es que las altas y las bajas de la vida son extremas, muy seguidas y muy públicas. El escrutinio es intenso. La madurez cristiana es un proceso lento, pero en el mundo del deporte profesional, su crecimiento lento estaba a la vista del público. Usted puede firmar un contrato lucrativo un día y el próximo día su carrera puede ser terminada por una caída grave. Aquellos eran días emocionantes y de prueba. Gavin experimentó toda la gama como creyente. La incertidumbre es una plaga al jugador profesional de soccer. En un nivel está la incertidumbre y el drama que estimulan a los hombres a jugar lo mejor posible; del otro nivel, causan una inseguridad profunda. Así era Gavin como un hombre joven, pero como cristiano temía al Señor más que a la muchedumbre. El soccer ya dejó de ser su ídolo. Tuvo que confrontar la prueba más grande de esa verdad cuando llegó el tiempo para finalizar su carrera. Tenía 35 años con una herida crónica de la rodilla y sabía que el día para retirarse había llegado. Tener que dejar algo bueno o si se lo quitan, revela cuánto usted ama al Señor. Mediante el dolor de estas pérdidas Dios nos muestra que siempre Él nos acompaña y nos preguntamos si Él es suficiente. Así fue cuando Gavin terminó su carrera de 18 años en julio de 2002. Había sido un privilegio jugar con equipos bien conocidos, pero por fin, terminó el ensueño de un muchacho escolar.
Se había abierto una puerta para una carrera como locutor con la British Broadcasting Company y no tardó mucho antes de que Gavin estaba cubriendo los shows semanales para varios millones de espectadores en el Reino Unido. Fue un trabajo que alcanzó su cumbre en 2006 en la Copa Mundial y, poco después, dio otra vuelta, aceptando el llamado al ministerio pastoral. Hasta ese momento siempre tenía
oportunidades para su testimonio cristiano como
jugador de soccer y locutor, pero nunca había
sentido el deseo de predicar. Entonces, mientras leía
las cartas pastorales, comenzó a sentir un fuerte
deseo de entregarse al ministerio pastoral. Su iglesia Hoy sigue de pastor de una iglesia en la ciudad canadiense de Calgary y es director internacional del Concilio sobre la Masculinidad y la Feminidad Bíblica. De hecho, una de las grandes necesidades actuales es una masculinidad bíblica y una de sus pasiones es edificar a los hombres para Cristo y ayudar a la iglesia a ver la belleza de la complementariedad entre hombre y mujer.
Aunque por años su padre terrenal le
enseñaba el arte de dar la vuelta, fue el Padre
celestial quien le llevó a dar la primera vuelta a
Cristo y después la segunda, de predicar su
evangelio. Apartado del pecado y entregándose a
Cristo para la salvación no es solamente una decisión y nada más; es la médula de la vida
cristiana. Como uno de los grandes reformadores
dijo: “Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo
dijo: ‘Arrepiéntete,’ su intención era que toda la vida
de los creyentes debe ser una de arrepentimiento.”
Es un mensaje que la iglesia necesita recobrar. Así
que Gavin sigue dando vueltas y enseñando a otros a 1 A veces una adaptación y a veces una traducción de Gavin Peacock, “Soccer Was My God,” Christianity Today (julio y agosto 2016), 96-97. |